28 octubre 2005

KFC

- A esa chiquita yo la conozco, ella estuvo el día que Billy invitó al kfc a varios niñitos de por aquí.
Miré a la niña, estaba pidiendo a un gordito con barba que no tiré las sobras de su hamburguesa sino que se la regale, de unos diez años, muy pequeña y muy delgada para su edad. A su costado, había un zambo que al llegar nos había saludo con demasiado cortesía y acto seguido me pidió que le colabore con unos caramelitos, dudé en hacerlo, compré dos y los metí en mi bolsillo.
- Tu amigo es un egoísta. ¿qué solucionó con eso?
- Oye, no se trata de solucionar el mundo, simplemente quería darles una alegría a esos niños.
Había volteado a mirarme; dejó, por unos instantes, de mirar la larga lista de hamburguesas que colgaban del cartel amarillo con letras pequeñas rojas que te inducían al mareo de la indecisión. Cuando lo vió no supó que elegir, en cambio, yo desde el primer instante lo sabía: nada, mejor dicho mis bolsillos no querían pedir nada.
- Eso es mentira, no quería darles una alegría a los niños, sólo quería sentirse bien consigo mismo. Levantarse al día siguiente y al mirarse al espejo sonreír porque él sí es una buena persona.
-No, no lo hizo por eso. Quería darles una alegría a los chiquitos. A veces, tienes una habilidad para hacerme molestar fácilmente.
Ya se había volteado para decirle al que atendía las cremas para su hamburguesa. El tipo dijó tantas cremas, tan rápido y con tal desgano que no comprendí nada, Abi inmutable pidió un poco de esto y un poco de aquello, además de pedir dos mitades. No deseaba pero esa noche con ella no me pude negar en nada. Ya no traté de explicarle mi teoría sobre la caridad (de verdad odio la caridad). En ese instante supé que no me entendería, recordé que minutos antes discutimos sobre bautizar a un bebito de 3 meses y sobre como debe comportarse alguién que tiene a su enamorada al costado. Para lo primero su argumento fue: si los padres eligen sobre la salud, educación, etc. porque no pueden darles a sus hijos una religión. Sobre lo segundo, si estas con tu enamorada al costado como te vas a poner a coquetear con tus amigas, no puedes andar diciéndoles mamacita esto, mamacita este otro.
-Oye, por último no soy quién para juzgarlo. Lo dijé mientras recibía mi mitad de la hamburguesa. Con eso creí terminar la discusión. Saqué los dos halls, le alcancé el suyo pero no lo aceptó. Bueno, dejé que Abigail termine la discusión.